Una velada de estrellas y la bondad de los desconocidos

SANTO DOMINGO (R. Domingo).- La brisa nocturna mecía las ramas de los árboles y se llevaba con ella el aroma a cocalecas mientras nosotros disfrutábamos de un firmamento lleno de estrellas y los emblemáticos lamentos de un Stanley arrepentido: “¡Stella! ¡Stella!”. La luna comenzaba a asomarse. En medio de los jardines de la Cinemateca Nacional, […]

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